El inicio de mi nueva etapa

Las palabras no brotan,

sientes tantas cosas

pero no encuentras la manera de expresarlo,

sólo las lágrimas demuestran un trocito de lo triste que estas.

Ya no hay la misma energía

rodeando tu cuerpo,

tu mirada no es la misma de antes,

ya no refleja esa alegría característica.

El número de risas diarias han disminuido

y tu sentido del humor  ha sido remplazado por

silencios y sonrrisas simpatizantes.

Sabes que el dolor

con ayuda del tiempo no va a ser igual,

pero Dios!!!! Lo mucho que duele.

Sabes que todo es un proceso

y que vas  estar bien,

pero Dios!!! Lo mucho que extrañas a esa persona.

“Ella está mejor donde está ahora”,

dicen todos, y te lo repites a ti mismo

cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día

que pasas sintiendo su ausencia,

recordando lo bello y lo no tan bello,

imaginándote lo que va a ser la vida sin esa persona,

los Diciembres, los cumpleaños, las vacaciones.

Y sientes en el muy fondo de tu corazón

que esa persona en verdad está bien, que está mejor que nunca.

Estoy aquí, sentada en mi sofá, recordándote y extrañándote,

agradeciéndole a Dios por cada momento vivido contigo y

pidiéndole por ti, el resto de mi familia y yo.

Es el primer escrito completo que hago 

después de 3 años y medio,

es una lástima que sea a raíz de que ya no estés,

pero ahora se me ocurre, que incluso sin estar presente

me sigues cuidando y ayudando.                           

Gracias tia por todo,

por cada momento vivido,

cada desayuno que me dejaba llena hasta la hora de la comida,

por cada historia contada,

por cada abrazo, cada sonrisa y cada lagrima.

No eras sólo mi tia,

eras mi abuela,

y siempre te llevaré en mi mente,

mi corazón

y mis oraciones.

Nos veremos después,

Adiós y  que Dios te tenga en su gloria.